Llevo poco tiempo en GreenSpark, pero mi visión de la organización de base y del trabajo puerta a puerta se ha transformado. Creo que hay un estigma en torno a ir de puerta en puerta. Te lo puedes imaginar: el vendedor engreído y zalamero que solo quiere timarte y sacarte el dinero. Al menos, eso es lo que yo siempre imaginé cuando pensaba en ir de puerta en puerta. Me imaginaba innumerables puertas cerrándose en mis narices, gente corriendo y metiéndose debajo de sus camas para esconderse cuando me veían bajar por la calle.

Sin embargo, lo que imaginaba no podía estar más lejos de la realidad. Cuando salgo a hablar con la comunidad, no deja de sorprenderme lo dispuestos que están los rochesterianos a hablar conmigo sobre cómo pueden elegir la energía solar y ayudar al medio ambiente. Incluso mis conversaciones con la gente que no se siente preparada para elegir la energía solar me dejan satisfecho por lo positivamente que la mayoría ve el trabajo que estamos haciendo aquí en GreenSpark.

Siempre que salgo a hacer campaña, hablo con la gente de cómo pueden ser el bien que quieren ver en el mundo. La gente siempre se sorprende de lo factible que es la energía solar.

Supongo que tengo la suerte de que la energía solar se vende sola. Con todos los incentivos que hay en Nueva York y la financiación que podemos ofrecer, la energía solar en el oeste de Nueva York no sólo es viable, sino que además es una opción económica muy rentable.